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Un cortado y unas caricias: Abre en Bilbao el primer café de gatos de Euskadi

Llega a la Villa la primera cafetería donde los clientes acarician y juguetean con felinos mientras toman algo

Esta moda surgió en 1998 en Taiwán, se popularizó en Japón y acaba de llegar a Bilbao. Quien caiga a la altura del número 5 de la calle Cristo, justo detrás del edificio consistorial, dará con ‘El salón de mi casa’, un ‘CAT CAFE’. o, lo que es lo mismo, una cafetería ‘chill out’ con gatos donde los clientes acarician, juguetean y miman a pequeños felinos mientras toman un café, una cerveza y un refresco o picotean unos snacks.

Los protagonistas son siete gatitos callejeros que no dejan de trastear. Se les ves a gusto escondiéndose debajo de las mesas y taburetes, saltando por encima de los sofás o simplemente despatarrándose mientras la gente les busca las cosquillas rozándoles el cuerpo con un palito con cascabel.

PEDRO URRESTI EL SALON DE MI CASA
PEDRO URRESTI

Romeo, el cachorro más grande, aunque solo tiene tres meses; Trasto, «el chiquitín» Juansinmiedo, Tigresa, Otaku, Mimi, que luce un lacito de papel, y Pincel, con la puntita de la cola blanca, buscan la complicidad de las niñas que corretean por el establecimiento detrás de las mascotas.

«Aitatxu, uno se había escondido, pero ya le he cogido con el palito», cuenta Begotxu a sus padres.. «¡Qué guapo es!», grita emocionada Kandela, a la que sugieren que baje el tono de voz para no asustar a los animales. Sus padres –Ainhoa y Urko– se enteraron de esta iniciativa por Internet: «Hemos venido por la nena, y esto no puede ser más curioso y diferente», describen.

PEDRO URRESTI EL SALON DE MI CASA II
PEDRO URRESTI

«Nos gustan más los perros, pero estos son superdivertidos», coinciden Malen y Noa. El entusiasmo es generalizado entre pequeños y mayores, aunque no todos tienen la misma suerte. «A ver si les llamamos un poquito la atención y vienen un ratín con nosotros. Nos gustaría interactuar con ellos», desean Fernando y Patricia, que toman una café y una cerveza. «Contamos con dos en casa, pero a los que nos gustan los gatos, nos gustan todos. Nos apasionan», coinciden Carolina e Iker. «Es la segunda vez que vengo. Son un amor», destacan Anka y María Cretu, dos hermanas rumanas afincadas en Bilbao. Dejaron en casa a Lev. El local lleva abierto muy pocos días y hay momentos de tal ajetreo que, en menos de una hora, llegan a pasar más de 40 clientes.

PEDRO URRESTI EL SALON DE MI CASA III
PEDRO URRESTI

Miedosos y agresivos

Marta Rodríguez, la empresaria bilbaína que ha impulsado este negocio, se enorgullece viendo tan alegres a los felinos. «Todos eran muy miedosos y bastante agresivos antes de venir aquí. No sabemos lo que han vivido», explica. «Lo han pasado muy mal. Los hemos rescatado de la calle y queremos fomentar la adopción». Porque este es otro de los objetivos de este bar tan singular: encontrarles un hogar, gracias a la colaboración tejida con Buskat, una asociación protectora de Busturia, y que no sigan muriendo tantos gatos atropellados en las carreteras.

En ‘El salón de mi Casa’, donde reina la tranquilidad, existen unas normas de obligado cumplimiento. Todo el mundo debe andar descalzo y está «prohibido realizar movimientos bruscos para no asustar a los gatos». Bajo ningún concepto se les puede coger en brazos ni dar de comer. Tampoco se puede acceder con otros felinos. Marta Rodríguez recomienda, además, a los usuarios que no miren fijamente a estos ejemplares, ya que lo pueden interpretar «como un signo de agresión». Aparte del precio de las bebidas y comidas, este servicio cuesta 3,5 euros el cuarto de hora, 5,5 si se prolonga hasta los 30 minutos y 8 si la estancia se alarga hasta la hora. «Hemos contenido los precios. La gatoterapia ayuda a reducir el estrés y la ansiedad», sugiere Rodríguez.

Un cortado y unas caricias: abre en Bilbao el primer café de gatos de Euskadi Bizkaia Dmoda